Por segunda vez habíamos remontado el empinado camino que sube desde el cauce del Fornocal hasta la carretera que da acceso al puente donde habíamos aparcado el vehículo. El reto propuesto era hacer el Fornocal, el Sarratanas y este último, el Palomeras de Fornocal, y por el momento los planes iban sobre ruedas.
Por suerte el tiempo se había estabilizado, no chispeaba y el sol se iba abriendo hueco entre las nubes que cubrían el cielo. Además estábamos pulverizando los tiempos y todo apuntaba que en menos de seis horas habríamos acabado. Claro que el precio que pagabamos era ir a todo trapo y la verdad es que en este último retorno las piernas habían comenzado a acusar la subida....y aún faltaba hacerla una vez más!! Pero claro...con esta peña ni quieres ni puedes relajarte un momento! jejeje Cuando no tira uno lo hace el otro y así estamos siempre: entrenando! Pero ahora, aún centrados en el último descenso que nos faltaba, nuestras mentes (y ya no digo nuestros estómagos) se evadían por momentos pensando en los entrecots a la pimienta que nos íbamos a meter entre pecho y espalda en el Mesón del Vero, el vinaco y, por supuesto, los kilos de pan con aceite que siempre devoramos! Desde el desayuno de la mañana nuestro único alimento había sido una triste barrita de alpiste!
Por suerte el tiempo se había estabilizado, no chispeaba y el sol se iba abriendo hueco entre las nubes que cubrían el cielo. Además estábamos pulverizando los tiempos y todo apuntaba que en menos de seis horas habríamos acabado. Claro que el precio que pagabamos era ir a todo trapo y la verdad es que en este último retorno las piernas habían comenzado a acusar la subida....y aún faltaba hacerla una vez más!! Pero claro...con esta peña ni quieres ni puedes relajarte un momento! jejeje Cuando no tira uno lo hace el otro y así estamos siempre: entrenando! Pero ahora, aún centrados en el último descenso que nos faltaba, nuestras mentes (y ya no digo nuestros estómagos) se evadían por momentos pensando en los entrecots a la pimienta que nos íbamos a meter entre pecho y espalda en el Mesón del Vero, el vinaco y, por supuesto, los kilos de pan con aceite que siempre devoramos! Desde el desayuno de la mañana nuestro único alimento había sido una triste barrita de alpiste!
FICHA DEL BARRANCO
Desnivel: 40 m.
Altitud de cabecera: 610 msnm.
Aproximación: 10 minutos
Descenso: 30 minutos
Retorno: 10 minutos
Rapel más largo: 7 m.
APROXIMACIÓN
Como en el caso del Sarratanas (o si haces la combinación para hacer el Fornocal) debemos dejar aparcado el coche antes de entrar en el puente que cruza el Barranco las Gargantas, próximo al km. 26 de la A-2205. A la izquierda (si vienes por Colungos) hay un pequeño hueco en el arcén en el que caben dos o tres vehículos. en nuestro caso ya íbamos con el neopreno puesto aunque nos habíamos quitado la parte de arriba en la aproximación anterior y seguíamos sólo con el peto y una camiseta de manga corta de neopreno.
Ahora era cuestión de andar unos 10 minutos más o menos. Marchamos por la carretera, dirección Colungos, en busca del puente que cruza el barranco de la Palomera, entre el km. 26 y 27. Una vez allí, para bajar hasta el cauce, el camino sale del carril izquierdo de la carretera, hacia un poste del tendido eléctrico. Ahora solo es cuestión de seguirlo unos metros más y este nos deja en el agua, antes de los estrechos.
Aunque no hay perdida os hemos hecho este track por si lo necesitáis para la aproximación.
DESCENSO
Por suerte en este barranco nos encontramos con algo más de caudal que en el anterior, que estaba prácticamente seco. Aquí, al menos, el agua corría entre los estrechos de aglomerado que tanto nos recuerdan a Montserrat. impidiendo así la creación de pozas mal olientes y dándole al descenso un atractivo inesperado.
La roca, lentamente desgastada por el paso pausado pero constante del agua, ha ha sido quebrada en dos dibujando en el barranco una fina grieta que se abre paso varios metros en su interior, allí donde la luz casi no alcanza y donde lo único que perturba el silencio es el leve murmullo del agua.
En algunos de los pasillos escavados se nos engancha la mochila y debemos pasar primero un hombro para poder proseguir.
El primero de los rápeles, el de 5 metros, lo destrepamos sin problemas gracias a la adherencia que nos ofrece la propia roca pero el siguiente, el de 6 metros, nos los miramos con un poco más de recelo por lo que echamos la cuerda para evitar cualquier problema ahora que ya estábamos acabando. Además, como dijo Rober: en aquel punto Jordi siempre pone un pingo de cuerda...y si lo hace Jordi por algo será!
Además la salida era cojonudamente estrecha...y va Álex y baja con dos mochilas! Tuvimos que desencajarlo con alguna que otra patada, aunque no se quejó!
Después de aquel ya no volvimos a colocar la cuerda, el resto de rápeles los bajamos destrepando en oposición, con cautela, aunque tuvimos algo más de cuidado en el último, el que se encuentra en la colada y que es bastante oscuro.
Ya sólo nos quedaban los pasillo escavados, pasillos sinuosos que nos obligaron a quitarnos las mochilas y llevarlas colgadas en un lateral para poder progresar con algo más de facilidad. En ocasiones, lo fácil, era agacharse para poder pasar sin problemas el cuerpo.
Y sin darnos cuenta desembocamos de nuevo en el Fornocal, más abajo que antes por eso. Ahora teníamos dos opciones: O remontar el cauce para tomar el retorno que utilizamos para el Fornocal y el Sarratanas o bien salir directamente frente a la desembocadura del Palomeras pero andar luego un tramo más por la carretera hasta llegar al coche.
La roca, lentamente desgastada por el paso pausado pero constante del agua, ha ha sido quebrada en dos dibujando en el barranco una fina grieta que se abre paso varios metros en su interior, allí donde la luz casi no alcanza y donde lo único que perturba el silencio es el leve murmullo del agua.
En algunos de los pasillos escavados se nos engancha la mochila y debemos pasar primero un hombro para poder proseguir.
El primero de los rápeles, el de 5 metros, lo destrepamos sin problemas gracias a la adherencia que nos ofrece la propia roca pero el siguiente, el de 6 metros, nos los miramos con un poco más de recelo por lo que echamos la cuerda para evitar cualquier problema ahora que ya estábamos acabando. Además, como dijo Rober: en aquel punto Jordi siempre pone un pingo de cuerda...y si lo hace Jordi por algo será!
Además la salida era cojonudamente estrecha...y va Álex y baja con dos mochilas! Tuvimos que desencajarlo con alguna que otra patada, aunque no se quejó!
Después de aquel ya no volvimos a colocar la cuerda, el resto de rápeles los bajamos destrepando en oposición, con cautela, aunque tuvimos algo más de cuidado en el último, el que se encuentra en la colada y que es bastante oscuro.
Ya sólo nos quedaban los pasillo escavados, pasillos sinuosos que nos obligaron a quitarnos las mochilas y llevarlas colgadas en un lateral para poder progresar con algo más de facilidad. En ocasiones, lo fácil, era agacharse para poder pasar sin problemas el cuerpo.
Y sin darnos cuenta desembocamos de nuevo en el Fornocal, más abajo que antes por eso. Ahora teníamos dos opciones: O remontar el cauce para tomar el retorno que utilizamos para el Fornocal y el Sarratanas o bien salir directamente frente a la desembocadura del Palomeras pero andar luego un tramo más por la carretera hasta llegar al coche.
En nuestro caso no remontamos el cauce del río. Justo frente a la desembocadura del Palomeras del Fornocal encontraremos un camino que remonta una empinada pendiente de piedra. No tiene perdida pues la trazada está muy marcada y tan solo hay que caminar sin levantar la vista del suelo. En un punto se han construido unos escalones que más que ayudar terminan por destruir lo poco que quede de tus gemelos porque están hechos de tal forma que te obligan a ir de puntillas (no cabe el pie). En pocos minutos se planta uno en la carretera, lo que se agradece bastante.
Para nosotros el día concluía con esta última subida, la tercera. En nada llegamos al coche, nos deshicimos del neopreno, las botas, los escarpines y los bañadores para ponernos la ropa seca que previamente nos habíamos guardado en él. Como se agradece secarse los pies y poder ponerse unos calcetines secos.
Miramos el reloj y aún faltaban como veinte minutos para que hiciese 6 horas que habíamos empezado a andar en la aproximación del Fornocal. No está mal, está bien! Nos habíamos merecido un descanso y un buen papeo.
MISCELÁNEA
Nos pusimos en contacto con Cris y Sira para saber como les había ido y para dar señales de vida. Ellas nos estaban esperando en Alquezar, iban a ducharse así que entre que llegabamos y no, les daba tiempo a terminar para poder ir a tomar unas cervezas. Abrazos, brindis por lo bien que había ido y luego intercambio de papeles: nosotros a la ducha y ellas a dar un paseo por las Pasarelas del Vero.
Poco tardamos en volver de nuevo al mesón a por el entrecot con el que llevabamos unas cuantas horas soñando. Bueno, Álex en su linea de preguntar lo que ya sabe para luego pedir cualquier otra cosa, alargando la conversación con el camarero y retrasando la llegada de nuestros platos!! Pide lo que sea, ya!!!
El tiempo, que hasta ahora se había comportado, se revela contra el mundo y descarga una buena tormenta haciéndonos pensar que quizás mañana no sea posible poder hacer el Mascún. Cruzamos los dedos esperando que se mantenga nuestra racha y estás cuatro gotas sean simplemente algo pasajero. Mañana será el cierre de estos tres días en Guara y esperamos poder hacerlo a lo grande.
Nos pusimos en contacto con Cris y Sira para saber como les había ido y para dar señales de vida. Ellas nos estaban esperando en Alquezar, iban a ducharse así que entre que llegabamos y no, les daba tiempo a terminar para poder ir a tomar unas cervezas. Abrazos, brindis por lo bien que había ido y luego intercambio de papeles: nosotros a la ducha y ellas a dar un paseo por las Pasarelas del Vero.
Poco tardamos en volver de nuevo al mesón a por el entrecot con el que llevabamos unas cuantas horas soñando. Bueno, Álex en su linea de preguntar lo que ya sabe para luego pedir cualquier otra cosa, alargando la conversación con el camarero y retrasando la llegada de nuestros platos!! Pide lo que sea, ya!!!
El tiempo, que hasta ahora se había comportado, se revela contra el mundo y descarga una buena tormenta haciéndonos pensar que quizás mañana no sea posible poder hacer el Mascún. Cruzamos los dedos esperando que se mantenga nuestra racha y estás cuatro gotas sean simplemente algo pasajero. Mañana será el cierre de estos tres días en Guara y esperamos poder hacerlo a lo grande.
2 comentarios:
Te has olvidado decir que también nos acompañó el arrullo de las palomas que por algo se llama Palomeras del Fornocal!
Tienes razón!! Y sus mojoncillos refregaos por las paredes! Que fallo el mio...U_U
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