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Via Ferrata Les Dames

Pues teníamos fiesta y ya hacía tiempo que algunas de las chicas tenían ganas de hacer una vía ferrata, algunas por primera vez.
Así que, finalmente, nos juntamos un grupo de 8. Isa, Sandra, Marta, Laura, Sally, Sira, Sergio y yo.
Hicimos la ferrata con mucha calma y muchas explicaciones, pero los tiempos aproximados serían algo así:

- Aproximación: 20 minutos.
- Recorrido: 2 horas.
- Retorno: 45 minutos (rapelando).

Salimos de Hospitalet de Llobregat (punto de encuentro para la ocasión) hacia las 14:30, teníamos horas de luz por delante y más posibilidades de soledad en la vía, ya que era festivo y la mayoría la empiezan por la mañana.

Llegados a Collbató por la A-2, seguiremos el lateral de la autovía hasta el final del pueblo e iremos a buscar los carteles que nos señalizan el restaurante Vinya Nova. Una pista de tierra muy practicable nos conduce hasta el aparcamiento del restaurante, que dejaremos atrás para continuar con el vehículo unos 400 metros más. Como referencia ideal para dejar el coche y ubicar el inicio del camino de aproximación a la vía, encontraremos en este punto una puerta metálica apoyada en un muro de piedra, a mano derecha, y unas pilonas de madera justo delante (a mano izquierda), desde donde empezaremos a andar.

Justo antes de coger el camino de aproximación
Después de dejar los coches, comprobar material y repartir los cacharros necesarios, echamos a andar. Como la aproximación es corta y para no cargar con mochilas todos, nos pusimos los arneses antes de empezar. Los cascos nunca están de más en Montserrat, pues es una montaña preciosa con la mala costumbre de escupir piedras a diestro y siniestro.

El camino que nos llevará al pie de la vía no tiene pérdida, ya que se trata en todo momento del lecho de una canal que, paso a paso, se viene estrechando hasta que tenemos que alternar el caminar con trepar entre grandes rocas.

Encontramos, incluso, algunos pasos equipados con cadenas o con pequeñas grapas que nos ayudan a superar rocas demasiado altas o resbaladizas.

La placa metálica con el nombre de la ferrata, Les Dames, nos indica que ya hemos llegado y aquí nos paramos a beber algo y completar nuestros equipos. Además de arnés, disipador de energía, casco y guantes. Y listos para subir. Allí estaba esa primera grapa que tanto temía encontrar Marta. Había oído que se encontraba a tres metros del suelo y temía nunca poder llegar tan arriba.

Después de las explicaciones necesarias, recordatorios imprescindibles y amenazas de muerte pertinentes, arrancamos. Primero Sergio, en medio Isa y al final yo. Y entre los tres, el resto de la tropa. Así que servidora puso sus manos donde hizo falta para que todas (Sergio no, jamás) pudieran superar esa primera grapa que, a tres metros no está, pero a dos y un poquito más sí.
Primera pared, de unos 10 metros de altura

Este primer tramo, con algunas grapas muy pegadas a la pared, seguramente aplastadas por una gran roca, hace ya algunos años, se asimila muy rápido y sólo se hace incómodo el final, donde hay que llegar al pequeño balcón que nos queda a la izquierda, con mucha paciencia o con unas piernas muy largas. De este balcón salimos con ayuda de una cadena.
Saliendo de la primera pared hacia el balcón










Desde aquí, y hasta la siguiente pared equipada caminamos por la canal y encontramos algunos resaltes que equipados cons cadenas. No son muy largos y los sueperamos fácilmente.

La siguiente pared equipada, también cortita, de unos 15 metros de altura, se inicia con un tramos corto de cadena que nos deja en una primera grapa. Avanzamos y encontramos un cambio de cable de vida de izquierda a derecha y un tramo equipado con presas de piedra, más divertido, que nos deja ya arriba de todo de esta cascada.
Sergio, Marta y Sandra en la segunda pared
Sally en la parte final de la segunda pared 
Salimos de esta segunda pared muy contentos por lo bien que lo hacemos y después de otro pequeño resalte con cadena llegamos a una pared, de un poquito más de 30 metros de altura. La primera mitad está equipada con cadenas, tres para ser exactos. Son unos 15 metros, bastante verticales, en los que hay que subir a base de brazos ya que no disponemos de buenos pies y la roca en ocasiones resbala mucho. No está de más utilizar cuerda para asegurar desde arriba a los que no vayan a subir muy convencidos, sean novatos, no tengan mucha fuerza de brazos, o simplemente por seguridad, Y así lo hicimos.

Después del tramo de cadenas y antes del desplome
Una vez arriba, nos encontramos en una repisa donde podemos descansar del desgaste que supone el tramo de cadenas. Y armarnos de valor para empezar el segundo tramo de esta pared, que se inicia con un pequeño desplome y continúa con unas cuantas grapas que se suceden en diagonal y nos dejan en un cable de vida que nos conduce a zona segura.

Llegados a este punto sólo nos queda superar algún resalte más, equipado, cómo no, con cadena, y llegamos a la famosa chimenea final. Aquí tuvimos que hacer algo de cola y tampoco subimos todos los componentes del equipo, ya que algunas decidieron economizar bíceps en previsión de los rápeles que nos esperaban.
En caso de tener intención de volver al coche caminando, la chimenea es obligatoria, pues el camino que nos llevaría de vuelta parte una vez asumido este último tramo, hacia nuestra derecha y bien señalizado.
La chimenea es dura, pero asequible, especialmente si alguien nos asegura desde arriba y podemos así ahorrarnos mosquetonear en el cable de vida. Quede claro que no ofrece agarres artificiales de ningún tipo y que sólo contamos con el cable y las presas naturales para poder llegar arriba, así como la posibilidad de hacer oposición.
Como nosotros queríamos bajar toda la ferrata rapelando, era opcional.
Los que subimos la chimenea, hicimos aquí nuestro primer rapel, que será de unos 12 metros, aproximadamente.

Sergio chimeneando


Marta y Sandra con el libro
Así que, después de subir y bajar, firmar en el mítico libro de la ferrata (que se encuentra en la chimenea, en el interior de un bote estanco) y hacer un poquito el canelo (así somos), empezó el festival de destrepes y rápeles que hacen que la ferrata triplique lo divertida que ya es.
Pues eso, haciendo el canelo
Hay que decir, que además de pasarlo genial en el descenso, yo personalmente, me quedé sorprendida de las máquinas en potencia que nos llevamos al monte. Le pillaron el gustillo al rapel enseguida y lo hicieron de maravilla, con estilo y todo!
Después de rapelar la chimenea final, detrepamos todos los tramos equipados con cadenas y montamos 3 rápeles. Uno de unos 30 metros, uno de unos 15 metros y el último, de unos 10 metros.
Una vez abajo, sólo nos queda desandar el camino de aproximación y, si las horas lo permiten, tomarnos una cervecita como manda la tradición.
                                                 

Equipazo!

4 comentarios:

Lau dijo...

En la Ferrata a lo jabalí, al día siguiente a lo gusanillo..(por lo menos, de momento) Me gustó mucho!!Hay que repetir.

Unknown dijo...

Cuando querais!!

iSäSHâ dijo...

Jajaja, gran descubrimiento de músculos del cuerpo! A lo jabalí SIEMPRE!!

Sally dijo...

A mi me gustó más bajar haciendo rapel.....subir me destroza las rodillas!! no me dan más de si...